En el Día Internacional de la Mujer, Emilia Clarke ha publicado una columna en Huffington Post UK donde habla sobre su forma de ver el feminismo, su lucha diaria defendiendo los derechos de las mujeres y sobre lo que nos convierte en personas sexy en este contexto social. Merece la pena leerla."Mi vida se ha forjado alrededor de un verdadero sentimiento de igualdad, pero nunca llegó al extremo de ser al estilo de: "¡Por Dios, Emilia es igual de capaz que su hermano!" Sino que simplemente iba implícito en cada acción, elección y comportamiento en mi familia." Esto tenía que ver con el hecho aceptado por todos de que yo, como mujer, no era diferente a mi hermano. De la misma manera en que mi mamá no era diferente a mi papá en cuanto a sus carreras, yo crecí en un hogar de ingresos similares y quehaceres compartidos que me mostró que cualquier cosa que un hombre podía hacer, una mujer lo podía y debía hacer también.Así que crecí con una voz, pero no era la voz que compartía una generación. Así que no fue sino hasta mucho después que me di cuenta de qué tan increíble y feminista infancia me dieron. Los meses pasados hemos sido testigos de un enorme cambio en la manera colectiva en que se están haciendo escuchar las voces de las mujeres. La Marcha de las Mujeres del 21 de enero de este año reunió a más de cinco millones de personas por todo el mundo, lo que nos dio el banderazo para salir a ver qué podemos hacer y así lograr que este cambio que logramos permanezca.Y, no sé ustedes, pero hay días en que me siento como una feminista con culpa. Porque, ¿qué es lo que en realidad hago cada día para defender los derechos de las mujeres? Mis experiencias personales y mi entendimiento de los grandes temas de la desigualdad no son suficientes. ¿De qué manera puedo involucrarme, en contra del odio y la opresión, para que este movimiento de mujeres continúe, se fortalezca y crezca? Por ello, haber sido invitada a editar el contenido de la campañaAll Women Everywhere de la edición de The Huffington Post Reino Unidono es un trabajo que me tome a la ligera.Como mi mejor amiga lo diría: soy una chica-jefa y estoy en una industria en la que si hablo en contra de la desigualdad tengo una tribuna y seguro tendré la suerte de que me escuchen. Los papeles que he interpretado me han ayudado a tener una idea de qué se siente ser una mujer que lucha contra la desigualdad y el odio y que se erige como una feminista. Con todo, esto no me ha impedido alejarme de situaciones y personas que han asumido que soy débil porque soy mujer. Más bien, me ha llevado a asumir mis acciones y aceptar las consecuencias.¿Que si me tratan bien en el trabajo? No siempre. ¿Pero es así con todas las mujeres? No. Y las estadísticas me respaldan. ¿Que si me hacen preguntas en eventos de prensa hombres y mujeres simplemente porque tendrán titulares llamativos por las respuestas de una mujer joven? Sí.Si has visto Game of Thrones (alerta de spoiler) me habrás visto desnuda. Y hay muchas formas en que la gente quiere que yo responda a preguntas sobre este hecho. Y hay muchas razones por las cuales no siento que me tenga que justificar al respecto. Creo que tengo la oportunidad de solidarizarme con las mujeres en nuestras ordinarias vidas cotidianas. Creo que todos tenemos el poder de reemplazar el odio con la justicia, la sinceridad y la amabilidad.Y no se trata de provocar un cambio radical que todos debamos aprender. Creo que todos, como humanos (dejando el género de lado por ahora), tenemos la oportunidad de combatir el odio contenido en la forma en que nos tratamos unos a otros. Y no solo durante en los momentos más importantes, sino a lo largo de todos los días, incluyendo los más ordinarios.Podemos empezar con la amabilidad, creo yo.La amabilidad. Lo sé. No es una palabra muy padre, ¿verdad? Pero sus resultados son geniales. Son inmediatos y reales. Un acto de amabilidad puede conseguir que tu día no sea solo llevadero, sino agradable en solo un tris. Ser amable es demostrarle a alguien que los ves y los oyes, y eso importa. Y eso es sexy. Por ejemplo, tener la confianza de mirar a alguien a los ojos y hablar con ellos de igual a igual, sin que el género importe, o su raza o sexualidad... eso es ser amable. Es un pequeño gesto para demostrarle a la otra persona que la reconoces. Imagina, por un momento, que todos nos esmeramos en ser más amables con los demás a un nivel sincero cada día. ¿No nos dejaría un sentimiento increíble?Creo que el éxito de una mujer representa una ganancia para todas las demás. Creo que una mujer tiene el poder de decidir poder vivir su vida como lo crea necesario... que todas nosotras somos girl-bosses, es decir, chicas que sabemos lo que valemos y que le damos prioridad a nuestros estándares. Y uno de los poderes de una chica-jefe es que nos preocupamos un poco más por los que nos rodean. Los pequeños actos de amabilidad pueden sumarse hasta forjar un gran movimiento. Por eso, en este Día de la Mujer, no estoy proponiendo una gran idea. Eso se lo dejo a los líderes y a los políticos. Al contrario, lo que propongo es que cada uno de nosotros le demos nuevos bríos a nuestro gen de la amabilidad, darle poder y compartirlo entre todos, con nuestras hermanas y nuestros hermanos.Hace poco leí que la amabilidad es sexy y buena para todos, nos hace sentir felices y valorados. La acción positiva empieza con pequeñas acciones individuales que se acumulan en el tiempo y que luego se convierten en algo más grande, como un movimiento... un movimiento hacia una sociedad más igualitaria en donde la amabilidad nos ayude a poner los pies en la tierra y que nos permita superarnos juntos.Con mi voz, espero que la formación feminista que mi familia me dejó se convierta en la nueva normalidad, y que los niños y niñas se eduquen sabiéndose iguales entre sí.