Por qué el jumpscare de Bilbo Baggins es una escena tan icónica
Por Anónimo 19 nov 2024, 22:00
En 2001 se estrenó la primera película de la trilogía de El Señor de los Anillos, La Comunidad del Anillo. En aquel momento había debutado una obra maestra con un nivel altísimo en cuanto a producción, guión, casting, música, fotografía, vestuario, etc. A pesar de que la trilogía tiene momentos icónicos muy épicos, entre tantos highlights resaltó también una corta escena terrorífica que se volvió icónica de inmediato: El Jumpscare de Bilbo Baggins.
El contexto de la escena es el siguiente: Frodo acaba de llegar a la tierra de los elfos tras una intensa persecución de Nazguls y otros enemigos que perseguían el anillo. Al llegar se encuentra con su tío Bilbo, antiguo portador del Macguffin más famoso del cine. El anciano hobbit alcanza a ver el anillo colgando del pecho de Frodo e inmediatamente empieza a caer en la tentación de recuperarlo. En un intento de arrancarlo del colgante con sus propias manos, su rostro se deforma y toma la apariencia fantasmagórica más propia de Gollum que del adorable viejito.
Por un momento, la música de fondo sube el volumen y escuchamos el bramido de Bilbo más parecido al de un depredador que una voz humana (o más bien hobbit). En las salas de cine debió ser épico, y la reacción inesperada más que todo porque estamos hablando de una aventura fantástica, sirvió tambien para indicar el poder de ese artefacto que aun no era clara 100% para el público en ese momento.
En cuando a la narrativa de la trilogía, el jumpscare no es gratuito en lo absoluto, es mucha la información que se puede recavar mediante dicha escena, y explica mucho de la naturaleza de esta historia. Para ese momento, la película va por la hora y media (tan solo la mitad en la versión extendida de cuatro horas) y no sabemos a ciencia cierta la extensión del poder del anillo.
Sabemos que controla la voluntad de cada ser consciente y tiene poderes místicos aun incompresibles, pero también entendemos que Frodo, al ser un corazón tan puro, parece ser el único que se resiste a su inmenso poder de seducción. Es aquí cuando el público se pregunta, ¿de verdad es tan poderoso? Frodo parece llevarlo bien. Gandalf es demasiado sabio para acercarse al anillo, por lo que nunca sería un blanco de su poder. Sin embargo, alguien parecido a Frodo es Bilbo, y tras tantos años de portar el anillo, el jumpscare nos deja ver que incluso los corazones más puros son facilmente manipulados por este. Por primera vez sentimos que lo mismo le puede ocurrir al joven hobbit, a cualquiera, de verdad tiene mucho poder.
Eventualmente la escena pasa de ser terrorífica a ser bastante triste, pues Bilbo parece recupera la compostura y rompe a llorar (con una actuación impecable de Ian Holm), se disculpa con Frodo y se lamenta de haber puesto a todos en peligro. El público siente cómo el anillo le destruyó mentalmente de forma irreparable, es un objeto que hace miserable a todo aquél que se le acerca.
La trilogía tiene momentos de todo tipo y la forma en la que Peter Jackson maneja el terror es magistral; como cuando aparecen los Nazguls por primera vez, o la transformación de Gollum al ser desterrado de la Comarca. El Jumscare de Bilbo, a pesar de lo superficial que pueda parecer, le dicta a la audiencia cómo debe ser visto el anillo: Un objeto terrorífico, que daña lo que es puro y que puede provocar lo mismo en el protagonista que veremos durante 3 películas enteras.