“Tuve que levantarme y caminar por mi piso. Pensé: ‘¿Qué? Estáis de broma’. Era lo último que esperaba que pasaría. Estaba seguro de que habían enviado un guion a todos en el que cada uno se convertía en rey o reina, así que seguí sin creérmelo hasta la lectura del guion”.
Nunca pensaste en él de esa manera, pero ¿qué más puedes pedir a un rey que el hecho de que no tenga ataduras personales ni planes, sino una comprensión calmada de todo el universo? Es el adecuado para estar a cargo”.