"Y yo dije: ¡Sí, puedes apostar tu maldita vida a que sí! Porque, adivina qué, ser famoso fue horrible", ha dicho la intérprete de Rose.
"Me sentí agradecida, por supuesto. Tenía poco más de veinte años y pude conseguir un piso. Pero no quería que me siguieran alimentando literalmente como a un pato".
Kate también ha querido hablar de cómo lleva su fama ahora: "¡Oh, es una palabra tan ridícula! Lo uso muy a la ligera. No es una carga, nada de eso. Titanic continúa brindando a la gente enormes cantidades de alegría. La única vez que digo: 'Oh Dios, escóndete', es si estamos en un barco en algún lugar".