Tras la muerte de la madre de J. R. R. Tolkien, un sacerdote nacido en el Puerto de Santa María, en Cádiz, se convirtió en tutor legal del escritor de El Señor de los Anillos. Aunque en Birmingham se le conocía como Francis Xavier Morgan, el que sirvió de guía, educador y, por supuesto, también inspiración, en realidad era el español Francisco Javier Morgan y Osborne. Si te hablo de un hombre alto y sabio vestido con una larga capa, capaz de asustar a los niños con su presencia y rectitud para luego demostrar que era tan entrañable como imponente, bajo el contexto de El Señor de los Anillos probablemente pienses en el mago Gandalf, pero en realidad me estoy refiriendo al padre Francis. De padre galés y madre española, y nieto del fundador de las Bodegas Osborne, de niño fue a estudiar a Inglaterra donde se ordenó sacerdote. Fue allí donde conoció a Mabel Tolkien, que había enviudado poco antes y sufría dificultades económicas que provocaron que no pudiese pagar el prestigioso colegio al que iban sus hijos. Fue entonces cuando el padre Francis los acogió en su congregación para que los religiosos se encargasen de la educación de ambos críos: Hilary y John Ronald Reuel Tolkien.