Cuando hay talento, hay talento. Pero encontrar a un genio como Peter Jackson en una época donde había  experimentos locos por todos lados, es de hacerse notar. Por más increíble que parezca, el debut cinematrográfico de Peter Jackson estaba lleno de sangre, vísceras y muertes horripilantes por todos lados. Todo tan cargado de un humor negro y absurdo bestial. A tal punto llegaba que, lo que en principio parecia un intento de desagradar al público a propósito, escondía en realidad un director con talento e ideas brillantes por explotar. Este era Peter Jackson.

Al princio Jackson iba a tumba abierta. En su Nueva Zelanda natal no es que hubiera una pasión por el cine como tal en la época, pero el tipo tenía todas las herramientas necesarios, junto con algunos colegas de estudio, para hacer una película. Y el título de su primer largometraje habla por sí mismo: 'Bad Taste' (Mal gusto). Un delirio de muerte y sangre casi sin sentido, con una trama absurda, incluso él mismo hace el papel de tres personajes pero eso sí: Un uso de efectos prácticos impecable.

Luego vendría Meet the Feebles y Braindead, ahora con un poco más de dinero, Peter Jackson mejoró en la narrativa, los efectos de sonido, usos de cámara, más efectos especiales y maquillaje. Y a pesar de pertenecer a ese nicho donde muchos cineastas mueren, alguien en Hollywood supo ver el talento del director, para suerte de todos nosotros.

Salto a Hollywood

Peter Jackson ya había tenido una experiencia más sobria con 'Criaturas celestiales' en 1994. Pero hasta entonces, todo era cine Neozelandés, faltaba el gran salto. Y sucedió con The Frighteners, una colaboración con Robert Zemeckis donde regresaba un poco a sus orígenes con historias sobrenaturales. Y aunque no habia gore, sí que había ese humor absurdo del que solía hacer gala.

Sin embargo no era suficiente, faltaba algo; consagrarse requiere algo más. Y así es como aparece Harvey Weinstein, un hombre al que se le pueden criticar muchas cosas, pero no su buen ojo para fichar promesas.

Weinstein recientemente se había hecho con los derechos de la obra de Tolkien, el señor de los anillos. La cual no se había tocado desde aquella serie de pelis animadas de los 80s. El hombre iba a por todo, era el Barça de Guardiola del cine; había presupuesto, actores, los mejores artistas 3D, maqueteros, maquilladores y diseñadores a la carta, locaciones para grabar, permisos de estadía, músicos, todo. ¿Por qué darle la silla de director a un hombre que apenas era conocido en este continente... tal vez ni eso en el suyo? Solo Weinstein lo sabía, y fue su insistencia al resto de socios lo que le permitió hacerse con tan importante cargo.

El hombre no decepcionó. Weinstein al principio quería hacer una sola película, pero viendo lo extensa que era el universo de Tolkien, una trilogía sería lo indicado. Así se pusieron manos a la obra en una periple que duró 2 años de grabación y 5 años de producción.

La consagración

Jackson rompió cualquier record habido hasta el momento, recaudo millones en taquilla, consagró la carrera de varios actores, la descoció en la entrega de los Oscar, BAFTA, Globo de Oro y lo que se te ocurra, disparó las ventas de los libros de Tolkien y convirtió al Señor de los Anillos en la referencia de como se hace cine cuando se tiene dinero y talento por igual.
Hay tanto que me dejo de lado para describir lo que es la carrera de un cineasta con talento, pero basta con resumir que la carrera de Peter Jackson es lo que todo estudiante de cine deseaba ser en algún momento. Porque sin importar si el presupuesto era largo o corto, si la peli era épica o grotesca, con los mejores actores del mundo o teniedo que actuar él mismo, el tipo hacía buen cine, simplemente buen cine.

Más noticias