Las cosas se han calmado un poco y ahora se puede hablar de The Last of Us: Parte II sin miedo a que la gente se tire el cuello. Muchos han asimilado el juego que nos ha lanzado Naughty Dog. Muchos otros no, y no tienen otra cosa que hacer que puntuar el juego de manera absurda en un review bombing propio de niños pequeños. Puedes estar de acuerdo o no con muchos aspectos del juego de los que hablaré más adelante en esta crítica pero la pataleta de muchos en las redes demuestra que aún queda mucho trabajo por hacer en el mundo de los videojuegos y en la sociedad. Dicen que si algo funciona no lo toques demasiado. Naughty Dog ha tenido la valentía de publicar un videojuego que se atreve a molestar, a hurgar en la herida y hacerte sentir mal. Y seamos claros, salir de la zona de confort siempre da un poco de vértigo. Un título de la embergadura de The Last of Us Parte II sale una vez cada cuatro o cinco años. Las expectativas estaban altísimas y los personajes de Ellie y de Joel formaban ya parte de la cultura de los videojuegos. El primer juego sentó las bases con una relación entre un Joel atormentado por la muerte de su hija que se redime salvando a Ellie en una espiral de violencia que culmina en uno de los mejores finales que ha visto nunca un videojuego. Cuando la segunda parte fue anunciado muchos arrugamos la nariz. ¿Era necesario tocar algo tan perfecto y tan redondo? ¿Joel y Ellie seguirán siendo los mismos de siempre? ¿Cómo habrán evolucionado los personajes? Empezamos el juego y conocemos a una Ellie que sigue igual de rebelde con el mundo de puertas afuera. Sus actos son propios de una adolescente y ya los hemos visto en personajes de otros juegos como Life is Strange. Está nerviosa por culpa de un beso con Dina en la fiesta de un baile. Solo hace falta leer algunas páginas de su diario para ser conscientes de todas las emociones que pasan por su cabeza. Ya no es aquella niña respondona del primer juego que no sabía silbar. Sabemos que su relación con Joel no pasa por el mejor momento. ¿Qué ha pasado? Tranquilos cuando vaya a hablar de algún spoiler avisaré antes de ello. The Last of Us Parte II empieza con bellas escenas a caballo en las que somos conscientes del tremendo trabajo que ha hecho Naughty Dog a nivel de detalle. Los gráficos son sencillamente impresionantes y lo mejor que hemos visto esta generación. No existen marcadores pero hay un trabajo enorme a nivel de diseño de niveles. Son detallitos que pueden pasar por alto. El juego te marca el camino a seguir de forma inconsciente mediante la luz. Cuando atraviesas un bosque y ves como un rayo de luz se abre camino entre los árboles lo sigues son pensar en ello. Si tienes la curiosidad suficiente para probar otros caminos te recompensa con objetos o coleccionables. El mundo está vivo y pronto somos conscientes de ello. No voy a desvelar de qué se trata pero durante la primera parte del juego sucede algo que nos trastoca a todos, que nos hace soltar el mando y preguntar ¿Qué demonios acaba de pasar? ¿Y ahora qué? Es entonces cuando empieza lo que parece ser una historia de venganza de las de toda la vida. Van a pagar por ello. En pleno viaje llega uno de los momentos importantes del juego. Necesitamos gasolina y para ello tenemos un mapa enorme por explorar y solo algunas pistas. El juego nos da la opción de ir directamente a por la gasolina con unos pequeños rodeos pero la gracia está en seguir todas las pistas y explorar cada uno de los edificios. Si lo hacemos encontraremos un montón de objetos, mejoras para nuestro equipo, coleccionables y una escena secreta en la que Ellie toca la mítica escena de Take on Me con la guitarra. Una escena que nadie debería perderse porque es tremendo el detalle con el que se ha representado la sensación de admiración que sientes cuando alguien a quien quieres está tocando un instrumento. Es imposible no emocionarse con la expresividad de Dina. Explorar edificios en The Last of Us Parte II es tremendamente gratificante. Más allá de que es la única forma de mejorar tu equipo encuentras notas que amplían la historia del juego y te hacen romper la cabeza con pequeños puzzles. Hay veces en las que encontrarás una caja fuerte y tendrás que explorar el entorno para adivinar la combinación. Otras veces la clave será una fecha de aniversario o una fecha de teléfono. Resolverlo te hará sentir bien pero un pequeño truco es que si juegas con el volumen alto y tienes paciencia girando el dial de la caja dígito por dígito se puede encontrar la combinación correcta solo escuchando el sonido.Y es que el juego de Naughty Dog es un modelo a seguir por sus más de 60 ajustes de accesibilidad, con opciones ampliadas centradas en las capacidades motoras y auditivas, así como con funciones completamente nuevas para jugadores invidentes o con poca visión. Son detalles que pueden ser una opción más para los que tienen la suerte de no tener ningún problema pero que son la vida para los que por desgracia sufren algún tipo de discapacidad. Han pensado en todo, desde personas invidentes, con problemas de audición, los que se marean jugando a juegos en tres dimensiones. Si quieres conocer más detalles sobre ello solo tienes que entrar en el siguiente enlace. Las mecánicas del juego se dividen en tres mecánicas que todos conocemos: exploración, sigilo y combate.Durante la fase de exploración disfrutaremos de los bellos escenarios del juego mientras ampliamos nuestro conocimiento sobre los personajes. Ya sea en viajes a caballo o en flashbacks en los que nos metemos dentro de algún edificio. Tenemos bastantelibertad para movernos por el escenario mientras interactuamos con el entorno. En más de una ocasión veremos un edificio o una habitación en la que parecen haber objetos. Las puertas están tapadas con tablones de madera pero somos lo suficientemente tercos para dar un rodeo o pensar en alguna forma de entrar. En muchas ocasiones basta con romper un cristal y colarse dentro por otro lado pero en otros momentos tendremos que pensar en lanzar alguna cuerda y crear un punto de acceso.Las fases de sigilo y de combate son tremendamente duras. Acabar con la vida de cualquier enemigo es tremendamente crudo. Vemos con detalle las caras de sufrimiento, de esfuerzo y de dolor. Poco a poco nuestros enemigos van aprendiendo nuevas formas de darnos caza. Por suerte gracias a los puntos de habilidad y el nuevo equipo el abanico de posibilidades es enorme. Cada tiroteo es como una danza en la que participan muchísimos factores: la cobertura, el tipo de enemigos, los objetos que podemos fabricar, las balas que nos quedan, el combate cuerpo a cuerpo... Cada confrontación se siente única y tranquilo porque si te matan puedes volverlo a intentar sin unos tiempos de carga demasiado excesivos. Y se agradece un montón.Durante el juego nos enfrentamos a humanos de diversas facciones con sus propias habilidades y formas de buscarnos. Parte de la grandeza de los dos juegos de The Last of Us es que consigue que por un momento te olvides de que es otra historia de infectados. Quizás te olvidas durante unos momentos porque los humanos son mucho más crueles pero te aseguro que los clickers siguen poniendo los pelos como escarpias y que se han añadido nuevos enemigos como los merodeadores a los que vas a odiar con todas tus fuerzas. Son un tremendo grano en el culo. Si no lo digo reviento: la escena en un hospital es uno de los momentos más tensos que vas a vivir con un mando en las manos donde el juego toma lo mejor de otras franquicias como Dead Space o Resident Evil. Una vez sentadas las bases del juego ha llegado el momento de hablar de aquello que ha creado controversia entre los jugadores. Algunos se han quejado de la identidad sexual de Ellie aunque eso es algo que se sabía desde el DLC del primer juego. Otros están molestos por la agenda política del juego y por llamar la atención en los tráilers con el beso entre Ellie y Dina y con el uso de banderas en el juego. Hablando claro: si ver la bandera trans o un paso de cebra con los colores del colectivo lgtb te ofende entonces tienes un problema bastante gordo.Antes he dicho que The Last Of Us: Parte II es un juego que mete el dedo en la llaga. Y lo hace desde el momento en el que te deja controlar a un nuevo personaje durante las primeras horas del juego llamado Abby que poco después acaba con la vida de Joel de la forma más cruda posible reventándole la cabeza.Como jugador te mueve un sentimiento de venganza que es difícil de controlar, solo quieres que ir tachando las fotos de todos los amigos de Abby y luego la de ella. Es algo que funciona en las películas de Liam Neeson, en John Wick y en mil lugares distintos. El principal problema para muchos es que a mitad del juego te obligan a controlar a Abby, conoces su pasado, sus motivaciones y te las meten con calzador aunque no quieras. No es tan simple como no poder controlar al protagonista del juego. Kojima ya lo hizo con Raiden en Metal Gear Solid 2 pero Raiden no mataba a tus seres queridos en tu cara. Hay un momento del juego en el que estás volviendo al acuario en busca de Owen. Previamente sabes que Ellie llegó antes y que acabó su vida y la del pobre perrito. Cuando llegas y ves la reacción de Abby te das cuenta de que esta historia no tiene un personaje bueno y uno malo. El personaje de Abby está mejor escrito que el de Ellie. Sus flashbacks tienen sentido y poco a poco te empieza a dar menos asco su relación con Owen. El punto culminante de su historia es cuando se encuentra con Yara y Lev. Vemos entonces un tipo de relación que nos recuerda al de Joel y al de Ellie en el primer juego. Alguno están molestos con la transexualidad de uno de estos personajes, otros con el tamaño poco normativo de los brazos de Abby. En ambos casos el odio está totalmente injustificado.Quizás el momento más duro de todo el juego es cuando tienes que luchar contra Ellie controlando a Abby. Pocas veces recuerdo una frustración mayor mientras martilleo el botón para intentar clavarle un cuchillo a mi enemigo. Llegados a ese punto lo más normal es que hago haya hecho click y que entiendas las motivaciones de Abby. La chica lo ha pasado fatal por culpa de Joel y tiene el mismo derecho a vengarse. Aún así es demasiado duro intentar acabar con la vida de Ellie. Por suerte el juego continúa y cuando creíamos que Ellie se quedaría viviendo una vida de ensueño con Dina y su bebé vemos como empieza un nuevo viaje de venganza. En ese momento si entramos en el diario de Ellie leemos que tiene dudas y se pregunta: ¿Qué estoy haciendo? Estas dudas culminan con un final que no gustará a todo el mundo pero que te mantiene con el corazón en un puño. The Last of Us Parte II nos habla de relaciones humanas y sentimientos de venganza y perdón en un mundo que ha sufrido una pandemia. Más que nunca todos sabemos que todos estamos expuestos. Concretamente hay una escena del juego que te parte el corazón y te hace pensar en aquellas personas que se han ido y ya no están entre nosotros. Te hace pensar en todo lo que le habríamos dicho a esa persona, en lo poco que nos atrevemos a decirle "Te quiero" a alguien. Si, es una historia de venganza motivada por personajes que intentan encontrar la paz mediante la violencia. La misma violencia que muchos en las redes están utilizando para atacar al juego porque no les ha dado lo que ellos querían. Son tiempos en los que parece que todo molesta y todo el mundo se cree con derecho de atacar verbalmente al otro. Creo que sin llegar a la altura del primer juego esta segunda parte merece todas las notas que ha recibido por parte de la crítica. Un juego que más allá de su alarde técnico ha tenido la valentía de no repetir la misma historia. Abby es un personaje del que hablaremos durante años, que será odiado por muchos pero que debería hacernos parar un momento para reflexionar sobre el mundo que nos rodea.