Recogí a un gato de un árbol en el que estaba atrapado, y al ver que estaba herido, lo llevé a el veterinario, con tan mala suerte de que estaba cerrado, por lo que tuve que operarlo yo mismo, tras mucho esfuerzo conseguí curarle, y lo llevé a mi casa, le dí de cenar, y lo acosté en una mantita.
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