¿Alguna vez han pensado exactamente cómo “obran” los dioses lovecraftianos en nuestro mundo?¿Qué pasaría si hiciéramos un ejercicio mental de ello y lo expresamos a través de las actividades burocráticas que le competerían a cualquier mortal en un trabajo de oficina? ¿Y si llevamos todo eso a un videojuego y lo hacemos realidad para ver qué pasa? No tenemos que comernos mucho la cabeza, pues en Godly Corp vamos a encontrar el curioso resultado de este esfuerzo imaginativo y podremos experimentar desde nuestra primera perspectiva cuál es el resultado.Definir este juego pasa a ser, en esencia, una labor bastante simple (si no perdemos nuestra cordura en el proceso): estamos frente a un simulador de oficina en donde seremos nada más y nada menos Cthulhu-o específicamente su hijo-trabajando en una corporación intergaláctica en donde deberemos realizar múltiples tareas (muchas veces al mismo tiempo) para cumplir nuestros objetivos laborales de cada día.¿Pero vale la pena adentrarnos a esta quimera cósmica e invertir nuestro tiempo en él? Vamos a descubrirlo: A primera impresión, encontramos un juego que no es gráficamente exigente. Pero el resultado es simplemente pulcro y sencillo: Maneja una paleta de colores generalmente intensos en donde quedan muy marcados las tonalidades verdes, rojas y un tanto azules para intentar retratar nuestro carácter cósmico, un tanto etéreo pero al mismo tiempo materializado para ser captado a través de nuestros propios ojos humanos.En ningún momento piensa destacar o ser un punto y aparte estético, simplemente se manifiesta con un mínimo de detalles necesarios para ser agradable a la vista para recordarnos constantemente que estamos, en todo momento, jugando a ser un empleado de oficina y eso alimenta también parte de su atmósfera interna que, aunque no tenga una narrativa propiamente desarrollada, ayuda a cumplir su último objetivo como videojuego: entretener. En algunos momentos casi incluso recuerda a una esencia de los colores manejados en los títulos del primer PlayStation. Con algunas opciones básicas para encontrar el mejor balance entre rendimiento-calidad, Godly Corp logra adaptarse a diferentes características gráficas que le ayudan a estar presente en computadores de gama baja-media de manera aceptable. Si bien en tanto a interfaz es bastante sencillo, permite captar toda la información necesaria en un rápido vistazo para saber qué debemos hacer en cada uno de los escenarios y desafíos que tenemos por delante. Esa pequeña pizarra digital va a ser nuestra mejor amiga. Si la estética ayuda a introducir al usuario en un escenario entretenido en el juego, el apartado sonoro resalta por su asertividad al permitir recrear con bastante exactitud el ambiente en el que se desarrolla nuestra rutina laboral. En algunos momentos, el acompañamiento musical de fondo nos transportará inmediatamente a los espacios de una oficina de trabajo en donde necesitaremos de una ayuda sonora para romper el tedio de la monotonía y evitar quemarnos en nuestras incontables sesiones de trabajo, o directamente sentirnos estresados (muchas veces se sentirán en un ascensor con esa sensación un poco incómoda por el ambiente). Y es que también estarán presentes esos sonidos típicos de estos lugares: Timbres de teléfono sonando cada tanto, un radio anunciando noticias un tanto “peculiares”, faxes, entre otros. Después de todo, estamos trabajando como un interno en la compañía familiar. Jugabilidad Si han llegado a este punto seguramente se preguntarán: ¿Pero por qué debe interesarme este juego? Y es que justamente en su propia jugabilidad es donde encontramos la esencia de un simulador de oficina multitareas: El juego se toma muy “en serio” el desempeño de nuestras actividades. Con un manejo de los controles bastante sencillo, el reto está en justamente lograr cumplir todas nuestras tareas en el tiempo estipulado y sin fallar en ninguna de ellas. Aunque el manejo del tentáculo-brazo sea en teoría “fácil”, en la práctica encontraremos que es un poco más caótico de lo que parece. La maniobrabilidad del mismo se vuelve en sí misma el principal obstáculo que se impondrá ante nosotros.Los controles se resumen en:- Mouse: clic izquierdo para utilizar los objetos; clic derecho para sostenerlos y la rueda para extender o retraer el tentáculo con la finalidad de llegar al fondo del escritorio. -Teclado: la típica combinación W-A-S-D para mover “el planeta” a nuestra izquierda (y esto será parte fundamental en prácticamente todos nuestros objetivos). También está la alternativa de utilizar las flechas direccionales (pero siendo honestos, eso puede complicar un poco más los escenarios). Y es que aunque el juego no cuente con una narrativa propiamente fundada y rica en contenido. Son sus elementos transversales los que nos permiten recrear esta atmósfera, donde el pequeño guiño a ciertos elementos culturales (Old Guy, ¡no pasaste desapercibido!) y la esencia lovecraftiana recrean un juego sin apuros. Donde se toman con mucho relajo la finalidad del mismo. Su jugabilidad y rejugabilidad van de la mano con una elección de 3 niveles de dificultad (¡Dios santo si el primero ya es complicado!) y también con una comparativa global de un tablón de líderes en puntaje divididos por cada uno de los escenarios. Sí, aquellos que disfrutaron de los arcade tradicionales posiblemente encuentren este elemento como un recordatorio de los primeros pasos de interactividad con otros usuarios a nivel global. Godly Corp no desea ser un punto y aparte en los simuladores de oficina de esta naturaleza, pero si busca dar un enfoque diferente al tomarlo desde una óptica bastante diferente a la habitual. No es un juego para todos los gustos, pero si permite pasar un rato agradable durante nuestro tiempo libre (irónicamente sería ideal para esos ratos de poca actividad en nuestros propios trabajos reales).Si disfrutas enrollarte un poco la existencia a la par de pasar un rato agradable con una ambientación que llega a los niveles de lo absurdo, entonces este es un juego para ti. Eso sí, tómatelo con calma. Su principal meta no es frustrarte por estar estancado en uno de sus niveles, sino disfrutar del reto que representa avanzar progresivamente en cada uno de ellos y reírte en el proceso.