El reciente anuncio de la nueva plataforma gaming de Google deja más preguntas en el aire que buenas sensaciones. Sentimos que hemos vivido esta misma situación antes: Empresas anunciado el sistema del futuro. Pero parece que esta vez quieren colocar un punto y a parte en la historia.

Hoy quiero soltar un par de reflexiones al aire. De como hemos cambiado de enfoque. De mirar el sitio de donde venimos para saber a donde vamos ahora. De mirar al cielo para ver si la nube es la respuesta.

Stadia

Repasando con brocha gorda, Stadia es una plataforma cloud gaming de Google que nos permitirájugar mediante streaming en cualquier dispositivo con conexión a Internet. Sin necesidad de consola ni recursos para mover el juego y tan solo mediante tu conexión. Enviar la señal de los controles a sus servidores, lo ejecutan en el juego y te devuelven la imagen. Sencillo.

De todas las funciones que se han presentado todavía no se ha anunciado lo más importante quizá: el precio y los requisitos de conexión reales. Todo sigue en la nube de lo teórico pero nada es tangible por el momento.

Stadia pone en la mesa la desaparición de las consolas. Al igual que los reproductores DVD. Donde con tu ordenador modesto, tu televisor o con tu smartphone puedas ponerte a jugar al instante. Sin cargas ni descargas. A un precio asequible. En cualquier momento. Que bonito suena.

O no.

Latencia

Recomiendo encarecidamente que os paséis por este artículo de Eurogamer donde hablan largo y tendido de sus experiencias con la plataforma en su fase de pruebas de primera mano. Quiero extraer de todo esto una frase en concreto acerca de como han sido sus resultados de latencia en las condiciones descritas.

Aunque esto fue probado cuando se conocía como Project Stream y que con situaciones controladas los resultados mejoran, estas condiciones cotidianas son más realistas y palpables para el usuario medio. Queda margen todavía, pero estar hablado siempre en términos alrededor de los 100ms me asusta.

Cualquiera que haya jugado a juegos multijugador sabe que la latencia es vital en estos, haciendo que directamente sea injugable en muchos casos. En España tenemos el estándar medio de los 60ms como una tasa suficiente para jugar. Y sabemos que dependiendo del juego el input lag puede ser una pesadilla.

Confianza

Toda esta tecnología se sustenta sobre los hombros de la conexión a Internet. Ese ente semi-aleatorio que en muchos casos se encuentra limitado por cuestiones físicas como la zona donde vivas. O la estructura de tu zona de juego. O por el tipo de router que tengas. O la disposición de tu casa. O tener o no acceso a fibra óptica con todo lo que ello implica. Al final, factores vitales para un experiencia fluida.

La utopía es preciosa. Llegas a tu casa, te conectas a Internet y desde cualquier aparato puedes echarte una partida de Doom Eternal. Sin PC gaming o costosas consolas. Cualquiera podría entrar a este universo sin ninguna barrera de entrada. La realidad es que la nube de bruma es todavía demasiado espesa.

Los servicios mensuales suponen el acceso a un catálogo que no es tuyo. Tu no tienes esos juegos. Y nadie te asegura que vayan a estar ahí para siempre. Y de nuevo, el poderoso dios Internet. Muchas son las situaciones donde tenemos que apartarnos de él y antes contábamos con aquella consola puesta en el pueblo acompañada con toneladas de juegos que no necesitan conexión.

Hipocresía

Me resulta paradójico una parte de la presentación. Se jactan de que hoy en día en el mundo de los videojuegos todo son descargas, actualizaciones y parches. Donde es casi obligatorio tener la consola conectada a Internet aunque tengas un juego físico de un jugador. Y venden esto como la solución a las esperas. Amigo, no solo se basa en la espera, si no que no quiero depender de mi conexión para todo.

Incluso estamos al punto que me parece más lógico dejar la consola descargando un rato y poder jugar después al juego entero sin pausa, que depender de la estabilidad de mi conexión cada segundo de mi partida. AC Odyssey es un juego singleplayer principalmente. Y lo muestran como el exponente más alto de su tecnología. ¿A santo de qué debo conectarme para jugar a un juego de un jugador?

Con la llegada de la Xbox One la polémica de su sistema de always online casi la destruye por completo antes de que estuviese a la venta. Nunca se ha visto con buenos ojos esta dependencia. Pero parece ser que ahora es el futuro. Hemos pasado de pagar al mes por una biblioteca descargable a jugar en las manos de tu conexión a Internet.

Evolución

Al final me siento como un señor mayor teniendo edad de universitario. Como un resignado al cambio que abraza su Nintendo Entertainment System que jamás soltará. No es muy distinto al DVD cuando te paras a pensarlo. Ya no se compran películas. Ni reproductores. Ahora solo tienes que pagar al mes y tener Internet para acceder a un catálogo infinito de películas y series con servicios como Netflix o HBO.

Y para que mentir. Son buenos servicios. Cómodos, baratos y accesibles. Gracias a estos he descubierto mas series que nunca. Seguro que no soy el único. No por ello han desaparecido los discos, las minicadenas o los estrenos en cine. Seguro que para mucha gente recelosa de entrar a este mundo es una oportunidad de oro.

Ahora bien. Los videojuegos siempre han sido medios radicalmente distintos. Hay miles de géneros que no se adaptan de forma tan sencilla al cloud gaming. La monetización de los mismos ha cambiado. Hacer videojuegos es cada día más caro porque cada día son más ambiciosos. Me cuesta creer que una mensualidad pueda abastecer a todos de la misma forma.

Futuro

Los juegos independientes no se como encajan en todo esto. Si sucede como en Xbox Gamepass donde generan beneficios por minutos jugados estamos apañados. No creo que Stadia a poner el fin a las consolas. Creo que estamos ante una época de cambios más grande que el paso a las 3D.

Una época donde quizá no tengamos más consolas y lleguemos a un estándar. Un futuro distópico donde la línea que separa a un ordenador de una consola sea cada vez más fina. El futuro ahora mismo está en manos de los consumidores. A los que cada vez nos ponen más facilidades para obtener más juegos por menos precio.

Se de donde venimos. De consolas caras que duraban años hemos pasado a las revisiones de mayor rendimiento. De juegos de meter el disco y jugar a los parches diarios. De las recompensas a las microtransacciones. De juegos cada vez más caros pero con el precio de siempre. De los juegos AAA a los independientes. De tener un juego al año a las mensualidades con bibliotecas repletas de títulos. Pero no se hacia donde vamos.

Las consolas han cambiado. La forma de jugar ha cambiado. Las tendencias han cambiado. Los desarrollos han cambiado. Los juegos han cambiado. Pero creo que esta vez los jugadores somos los que nos resistimos al cambio.

Me gustaría cambiar. Esto tan solo es una opción y los videojuegos no van a cambiar. Eso me repito para tranquilizarme. Pero al mismo tiempo, tengo miedo de soltar mi NES. No me quiero ir.

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