Se ha escrito mucho sobre el fenómeno de Fortnite y sus más de 250 millones de jugadores. Por mucho que intente hablar sobre el tema no voy a descubrir la pólvora a estas alturas.

Quien sí la ha descubierto es el psiquiátra Sergio Oliveros (de nada por la promoció) que, en una entrevista con el diario La Razón, afirma que Fortnite tiene una capacidad adictiva jamás mostrada antes por un videojuego.

Si con estas palabras no ha llamado vuestra atención os dejo con las citas al completo:

"Es innegable la genialidad de los autores del Fortnite y de sus directores de marketing, pero también su capacidad adictiva jamás mostrada antes por un videojuego especialmente en la población más joven"

La DSM5 [Libro de Asociación Estadounidense de Psiquiatría] ya incluyó esta adición entre los trastornos adictivos no relacionados con sustancias en 2013. ¿Por qué una lo considera un trastorno de la conducta y otra una adicción? Porque se trata de una adicción comportamental, como la adicción al sexo, al porno, las apuestas online, la comida o al WhatsApp, y como tal, presenta unos síntomas que se sitúan a caballo entre una compulsión y una adicción química lo que genera diferencias en su conceptualización".

"La sensación de supervivencia, la adrenalina del combate y la búsqueda de recursos son elementos importantísimos de supervivencia que en la naturaleza sólo están activos en periodos de caza de comida o de huida del depredador y que, en consecuencia, están programados biológicamente para actuar durante periodos cortos de tiempo"

"En el juego, el territorio se va reduciendo constantemente con lo que el estrés aumenta de forma progresiva y permanente. Esto explica que haya habido casos en los que un jugador, por ejemplo, ha seguido jugando durante un tornado, pues si hubiera abandonado el juego habría perdido y optó por arriesgar su vida real para ganar en el juego"

"No se puede comparar con el efecto de las drogas o el acohol, no exactamente, nuestro cerebro cuenta con el sistema noradrenégico responsable de la respuesta lucha/huida frente a un peligro. Este sistema, basado en el locus coeruleus, facilita que analicemos rápidamente el peligro, tomemos la mejor decisión y ejecutemos rápidamente los movimientos más vigorosos y precisos para llevarla a cabo, bien sea luchando o huyendo."

"En esta situación de amenaza nuestra amígdala temporal nos facilita reaccionar rápidamente con una violencia proporcional. Durante la lucha en la naturaleza, abandonar equivale a morir lo que va en contra de nuestra biología por lo que nos veremos impulsados a terminar la partida (recordemos al adolescente del tornado). La información del peligro y de las formas que en pudimos sortearlo queda almacenada en nuestro hipocampo para nuevas confrontaciones".

"La victoria como recompensa es exhibida además frente a los derrotados mediante los bailes rituales o a los acólitos,la recompensa aumenta. Este núcleo es el responsable de que pasado un tiempo cada vez más corto, por acúmulo de una sustancia llamada delta FosB, comience a enviar señales que incrementan nuestro apetito por repetir la conducta lo que determina la adicción."

"Los mecanismos de recompensa participan en todas las adicciones comportamentales y tóxicas, pero en las adicciones químicas cada tóxico condiciona además cambios específicos que modulan la adicción de una manera especial. En ellasla participación de los circuitos de lucha/huida y reacción apenas tienen relevancia".

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