Alimentar a las arañas venenosas.
Llenar el buffet de la zona de descanso de los ogros y goblins.
Reponer las pociones y los pollos asados de las paredes ocultas.
La verdad es que tiene guasa. Entras en cualquier mazmorra. Sobre todo alguna tumba o necrópolis que nadie ha entrado en cientos de años, incluso miles. Y las velas y antorchas llevan ese tiempo encendidas.
Y luego la gracia de: entras tú, y entran bandidos cualquiera donde te roban o luchas en la fase final de conseguir un objeto raro o una palabra de grito.
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