Si algo aprendimos con Black Myth Wukong es que la propaganda política no debe ser parte de los videojuegos, porque cuando sucede, el público lo pilla de imediato, aunque se haga sutilmente. Ni ese es el caso de Concord, un juego que ha sido publicitado como un shooter multijugador inclusivo, con personajes representando minorias etnicas y de género que no han sido suficientes para resolver la incóngita de todo juego: ¿Está bueno o no?
A todo esto hay que recordar que el juego estuvo en desarrollo durante 8 años, un tiempo de trabajo demasiado extenso para lo visto al final. Para dicho proyecto, Sony invirtió millones para adquirir el estudio y crear la IP del juego. Una inversión demasiado grande que significó indirectamente que la compañia cerrara estudios y cancelara otros proyectos para darle prioridad a... esto.
¿Qué pasa con el resto del juego? Las críticas más alejada de repuntes polítcos apuntan a que el juego es un shooter demasiado genérico, repetitivo y con un diseño de personajes espantoso. En reseñas al juego le va mal, pero es que cuando miramos a los números, al título le va aun peor.