En 2019 una desarrolladora sevillana The Game Kitchen puso sobre el tablero un metroidvania lleno de mucho folklore español - sobre todo del sur - que maravilló al mundo. Blasphemous, uno de los mejores juegos indies de la década del 2010 pero sobre todo, una carta de amor a España. A pesar de no tratarse ni del primer ni último juego desarrollado por una empresa de la península ibérica, ha sido la única en poner toda la ambientación y esencia 100% en la cultura española.

Todo en el juego respira españa: La arquitectura de los fondos, los nombres de muchos jefes, su inspiración en Goya para varios de los fondos, la clara alusión a la Semana Santa, la música flamenca compuesta por Carlos Viola.

Para muchos es ya el mejor juego español de la historia, aunque la lista es bastante larga para competir, como por ejemplo: Metroid Dread, Blade: The Edge of Darkness, Castlevania Lords of Shadow o Commandos 2: Men of Courage. A pesar de que estos títulos fueron desarrollados por empresas españolas, era juegos donde la libertad creativa no estaba para consentir ningun ideal patriótico ni en ambientación, ni en target audience. Ademas de no ser los únicos productores involucrados.

El juego al principio fue lanzado con diálogos en inglés, a pesar de que todo el guión y nombres de personajes estaba pensado en Español, este idioma se agregó eventualmente en parches posteriores. Y si nos preguntáis, es la forma correcta de jugarlo, para una inmersión total.

Ya ha pasado media década desde aquel estreno y El Penitente se ha convertido en un ícono representativo de la industria gamer del país, un juego con mucha personalidad, distinguible con echarle un solo vistazo y donde podíamos evadirnos por un par de horas.

Una secuela fue lanzada el año pasado donde se expandió el lore de este pequeño universo (ademas de revelarnos el final canon del juego anterior) y que para muchos superó a su antecesor, aunque ese juicio no nos toca a nosotros.

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