¿Cómo consigues que el héroe escape de una situación peliaguda? En muchas ocasiones, la solución es que salte al agua desde una gran altura. Con eso, todo queda arreglado y nuestro personaje emerge, un par de escenas después, mojado, pero ileso.
Lo malo es que, en la vida real, saltar al agua es mucho más peligroso de lo que parece. Según la revista ‘Current Sports Medicine Reports’, apenas 10 metros de altura suponen caer a unos 60 kilómetros por hora. Lo que puede ocasionar graves heridas si no se entra en el agua con la técnica adecuada.
Los mejores saltadores adoptan una postura erguida con los pies por delante, que les haga entrar como una flecha con muy poca superficie que ejerza resistencia. De hecho, si recordamos aquellos veranos en la piscina, saltar en plancha desde el borde ya dejaba un buen recuerdo en forma de escozor.