Empecemos por los básicos. Myst es una aventura gráfica en primera persona desarrollada por Cyan, Inc en el año 1993. En él controlamos a un desconocido que se encuentra repentinamente en una myst-eriosa isla (ya sé dónde está la salida, gracias), y sin recuerdo alguno de cómo ha llegado ahí (aunque la introducción del juego sugiere que ha sido a través de un libro). Justo en el muelle donde aparecemos hay una puerta oculta que nos lleva a una cámara donde encontramos una grabación de un hombre para su mujer, en la que le dice que algo terrible ha pasado relacionado con uno de sus dos hijos, y que ha tenido que escapar.
A partir de ahí, depende de tí el averiguar qué ha pasado, qué es exactamente la isla de Myst (en la que estás), e intentar comprender el mundo que te rodea. Y cuando digo que depende de tí, me refiero a que en este juego no tendrás a un hadita azul que te diga dónde ir, o un mapa para guiarte. Es ahí cuando la magia del juego comienza a aflorar.
Lo que hace a Myst toda una experiencia es la manera en la que se te presenta...bueno, todo en general. Si vas directo a la biblioteca de la isla, encontrarás ciertos capítulos en los que se relata la historia de como un tal Atrus ha descubierto una forma de poder acceder a otros mundos diferentes al nuestro (a los que llama 'eras'). Lees sobre una era en la que el único suelo es una isla de roca en medio de un vasto océano, donde árboles salen directamente del agua, y sobre eras donde los cielos son grises y se perciben rayos en la distancia. Es entonces cuando descubres que en la propia isla de Myst hay varios portales escondidos que llevan a dichas eras, y si quieres averiguar más sobre Atrus y qué ocurrió, tendrás que viajar a través de estos mundos.