Antes de Far Cry 3, ninguno de los juegos llevaba el enfoque hacia el villano. Con la tercera entrega, los escritores dieron un giro que se sentía fresco y funcional. Tanto fue así que lo usaron como portada para el juego, y eventualmente repitieron lo mismo para el resto de entregas, ni siquiera fueron sutiles en eso. Interpretado en voz, rostro y captura de movimiento por Michael Mando, Vaas Montenegro nos ganó desde el minuto uno.
Un sociópata, sádico sin remordimientos pero con un sentido del humor singular; era explosivo, impredecible, un monologuista elocuente y en general, un tipo que se hacía odiar por el protagonista, jugueteando con él, estando siempre dos pasos por delante y retándo su suerte siempre que podía. Todo esto lo consiguió sin siquiera ser el villano principal del juego.
Su arco de personaje de hecho solo dura los primeros dos tercios del juego y aun así, con un puñado de escenas nos convirtió en sus fans. Es aquí donde Ubisoft intenta explotar el arquetipo de villano carismático. Y fueron tan poco sutiles que terminaron dándonos eventualmente antagonistas que se sentian como copias del querido Vaas.